La Divina Misericordia. Oraciones, Coronilla y otros devocionales PDF Download

Are you looking for read ebook online? Search for your book and save it on your Kindle device, PC, phones or tablets. Download La Divina Misericordia. Oraciones, Coronilla y otros devocionales PDF full book. Access full book title La Divina Misericordia. Oraciones, Coronilla y otros devocionales by Antonio Manuel Rivera Martín. Download full books in PDF and EPUB format.

La Divina Misericordia. Oraciones, Coronilla y otros devocionales

La Divina Misericordia. Oraciones, Coronilla y otros devocionales PDF Author: Antonio Manuel Rivera Martín
Publisher: Antonio Manuel Rivera Martín
ISBN:
Category : Religion
Languages : es
Pages : 93

Book Description
El largo y fructífero pontificado de San Juan Pablo II dejó un enorme poso en la vida y en las prácticas de fe de los cristianos: Nos entregó el gran regalo de los Misterios Luminosos del Santo Rosario, compartió con nosotros su afecto tan especial por la Santísima Virgen María, y nos acercó aún más a algunas de sus advocaciones, de un modo especial en Czestochowa, en Fátima, y a los pies de Nuestra Señora de Guadalupe. Facilitó a los fieles el acceso a la doctrina cristiana, con la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica. Nos habló sin descanso del Sacramento de la Confesión, del amor a la Sagrada Eucaristía, del valor y la dignidad del Matrimonio y la familia, así como de la necesidad que todo el pueblo fiel tiene de los sacerdotes. Fue un gran defensor de la Vida Humana, al igual que Santa teresa de Calcuta, expresando con ella un afecto singular por los más pobres. También nos enseñó, de palabra y de obra, a querer, incluso a perdonar, a quienes se presentan como nuestros enemigos… Podríamos decir tanto con emoción y agradecimiento… En este pequeño libro de oraciones a la Divina Misericordia, en el que también se incluyen otros devocionales, como la Coronilla-Rosario a la Divina Misericordia o una Novena a la Divina Misericordia, en formato breve… No he querido comenzar de otra manera que agradeciendo los 27 años de pontificado de San Juan Pablo II, porque también debemos recordar que fue él quien más ayudó a la propagación de su devoción en los cinco continentes, hasta el punto de pedir a toda la Iglesia Católica que la honrase en el Segundo Domingo de Pascua de Resurrección. San Juan Pablo II siempre fue aquel Papa que vino de “un país lejano” llamado Polonia. Fue allí, en aquel país, donde Santa Faustina Kowalska recibió sus visiones, sus mociones, sus inspiraciones… A través de las que Nuestro Señor nos insistió en presentarse desde su Divina Misericordia, en instarnos a crecer en confianza en él, en recordarnos que la Resurrección es fruto de la Pasión, por lo que el Resucitado conserva las llagas de la Pasión, en conmovernos y comprometernos con él en nuestra oración por los pecadores… Inspirando en Santa Faustina el deseo de la Sagrada Imagen, con la inscripción: “Jesús, confío en ti” que habría de ser recipiente y canalizador de las gracias y los dones que arde en deseo de poder entregarnos si a su Imagen acudimos. No podemos pasar por alto la estrecha conexión que la Imagen de la Divina Misericordia guarda en consonancia con las enseñanzas que se transmiten junto a la devoción del Sagrado Corazón de Jesús, en la que, en esencia, también se expresa un mensaje de amor, de entrega por nosotros, y de misericordia. Tampoco podemos olvidarnos de la relación que guarda con el Sacramento de la Eucaristía, mediante el cual Nuestro Señor nos alimenta… O de la contemplación de su propia Pasión y de la celebración de su triunfo Pascual. He aquí que llegamos al momento de la celebración de su Fiesta, el Segundo Domingo del Tiempo de Pascua… Que nos ofrece a Tomás, el incrédulo, pidiendo meter sus dedos y sus manos en la herida de los clavos y en la llaga del costado para creer, a lo que el Señor respondió llamando Bienaventurados a quienes creerán sin haber visto, entre quienes nos encontramos nosotros, que vivimos de la confianza y de la fe. Que estas páginas sirvan de provecho a quienes acudan a ellas y que nuestra devoción en la Divina Misericordia crezca día a día. P. Manuel Rivera.